Dos siglos de metrónomo

metrónomo
Metrónomo

El metrónomo está muy próximo a cumplir sus doscientos años de vida. Este artefacto pequeño (cada vez más, gracias a la electrónica) fue creado en 1816 por el holandés Dietrich Nikolaus Winkel metrónomo wiki y desde entonces ha estado ayudando a los músicos de todos los rincones del mundo a regular y precisar el pulso que define y en el que se interpretan las diferentes piezas musicales. Gracias al metrónomo, se pudo estandarizar con bastante exactitud, por decirlo de alguna manera, los tempos en su definición tradicional de la música clásica occidental. Esto significa que, por ejemplo el Adagio debería oscilar entre 52 y 54 pulsaciones por minuto, aproximadamente, el Moderato entre 70 y 95 y el Vivace entre 121 y 140, y así con el resto de las definiciones de tiempo. Para decirlo en lenguaje de actualidad, el metrónomo es el instrumento pionero en lo que respecta a medir lo que hoy conocemos como b.p.m. (beats per minute) y que tanto se utiliza en la música popular urbana, específicamente en la música electrónica más comercial.

Altas y bajas del metrónomo

Curiosamente, a pesar de la importancia que ha tenido en el desarrollo de la enseñanza, creación e interpretación de la música clásica occidental, ya explicada anteriormente, el metrónomo fue (y creo que sigue siendo para algunos) una especie de «aparato útil, pero peligroso». Más bien debería estar etiquetado como las cajas de transportación de mercancía frágil, o sea: handle with care. Hago esta sugerencia porque en lo que respecta a mi experiencia como estudiante de música, casi todos los profesores que he conocido tienen sus reservas con respecto a la utilización del metrónomo. Esto se explica por el temor a que los estudiantes acaben llevando el tiempo con tanta exactitud que pudieran parecer máquinas inexpresivas reproduciendo música. Y no es un secreto que en la tradición interpretativa de la música clásica occidental, el tener un cierto juego de imprecisión con el pulso, los beats, el tempo (como quiera entenderse) es parte de lo que se considera una ejecución más humana, más emotiva y por tanto más expresiva. En cambio, ese mismo hábito de tocar las piezas con ese «no se qué» de inexactitud en el pulso no pocas veces ha dado como resultado que estudiantes de pura formación clásica, tengan más de un tropiezo a la hora de pasar a la música popular moderna, específicamente cuando se trata de tocar con otros en una banda, o de seguir el ritmo de un secuenciador, o mantener el pulso a la par del click del metrónomo electrónico que se utiliza para la sincronización entre pistas en un estudio de grabación. Por eso pienso que en estos tiempos el uso del metrónomo ha adquirido otra dimensión, pues es de mucha utilidad práctica y de entrenamiento para todos aquellos jóvenes estudiantes de música interesados en introducirse en el amplio espectro de la música popular urbana, que tanta exactitud demanda a la hora de mantener el pulso, ya sea en una banda de rock, de jazz o alternativa que complemente sus inquietudes musicales con los medios electrónicos actuales. Para terminar, el metrónomo en la etapa de aprendizaje puede ayudar a reforzar y desarrollar un sentido interno del pulso que permita hacer maravillas como las de este solo de drums de Rodney Holmes.